El título viene de una frase de la periodista Naomi Klein: "No pasa un día en que no me asalte un momento de puro pánico, de terror crudo, de convicción total de que estamos condenados". Esta sensación de pánico es la que quise explorar. Me di cuenta de que el cambio climático no es solo un tema de ciencia, de las altas exposiciones, sino de poder y política.

A través del autorretrato, la performance y una cuidada puesta en escena, exploro temas como la ansiedad, la depresión, la resiliencia y la búsqueda constante de luz en medio de la oscuridad. Cada imagen es una confesión visual que invita al espectador a reconocerse, a sentirse acompañado y a comprender que las emociones difíciles también forman parte de la vida. Este proyecto, aún en evolución, nació durante la pandemia, en un momento de máxima vulnerabilidad personal, y se ha ido consolidando como un canal de catarsis y conexión empática. Con referentes como Frida Kahlo, Francesca Woodman o Sophie Calle, utilizo la fotografía como un lenguaje alternativo cuando las palabras no son suficientes.